Emprender sin arriesgar

Es cierto que en los inicios de este siglo XXI los parámetros respecto al trabajo han cambiado. No obstante, hay una idea que permanece pero sobre la que se están notando modificaciones.
Tradicionalmente, el empresario emprende y poner en marcha un proyecto del que si consigue que funcione obtiene plusvalías. El colaborador aporta la fuerza de trabajo en forma de conocimientos, habilidades etc… a cambio recibe una compensación sin riesgo.

En definitiva parecía que el que arriesgaba más podía ganar más, y el que optaba por la fórmula conservadora de ser empleado obtenía menos rendimiento económico a cambio de seguridad.

Pero en los últimos tiempos…
Las empresas trasladan el riesgo vinculando, en algunos casos, a los resultados globales de la compañía al salario variable de los colaboradores.
Nadie discutirá por otra parte, que un salario variable tiene sentido para compensar excelentes desempeños, competitividad comercial o esmero en la tarea. Sobre estos aspectos el colaborador puede actuar para mejorar sus resultados. Sin embargo cuando hablamos sobre unos resultados globales que depende de la marcha de la economía o la eficacia de la gestión.. ¿Es oportuno vincularlo al salario del colaborador?

Las pasadas navidades un empresario conocido me comentaba orgulloso sobre su capacidad de negociación: “He pedido una oferta para implantar un sistema tecnológico de gestión y les he dicho que si era tan bueno fueran a porcentaje de lo que yo gane”. De nuevo la idea compartir el riesgo con agentes que participan en los procesos pero no son garantes del resultado final.

En la consultoría de RRHH este problema se agrava. Se trata de servicios a veces demasiado intangibles. Tanto que en algunos casos se pretenden arreglar problemas de gestión con formación, o de valores con tecnología…. Las empresas asesores y consultoras deben asegurar el resultado perseguido pero la gestión que se haga del mismo por parte de la organización cliente debe seguir siendo responsabilidad suya. No se puede delegar la cuenta de resultados.

Si la generación que ya se está posicionando en el mercado laboral, la mejor formada según algunas opiniones, pretende nadar y guardar la ropa a la vez, poco podremos del cambio que se requiere.