"A mi nadie me saca los colores"


El otro día oí esa frase, que en algún momento creo también haber dicho. Mi buen cliente se refería a que el pondría todo de su parte para que saliese bien y aplicar la nueva estrategia comercial. 

Hasta ahí la intención es buena. El problema es que barruntamos en nuestro cerebro un iniciador del miedo que los más extremistas manifestarían como: "si no sale bien, me muero". Con esa idea en la cabeza apoyada por otras como "tiene que salir bien" en vez de "haremos lo que esté en nuestra mano para que salga bien", la presión aumenta. Aquí es donde viene el problema.


Con esta disposición difícilmente estaremos dispuestos a reconocer errores. Ante la negación podemos buscar culpables y causas ajenas a nuestro fracaso. Incluso nos afianzaremos en éxitos parciales para justificarnos. 

Pero además estamos con "la escopeta cargada" por si alguien nos hace una crítica. En ese momento estaremos preparados para defendernos sobre todo. No para escuchar, no para negociar, no para asumir errores: estaremos sólo preparados para defendernos. 

Cuando asumimos que somos más parecidos a los demás de lo que queremos hacer ver,incluso en sus debilidades, entonces nos quitamos un peso de encima. Aún con errores.


1 comentario:

  1. Casualidades de la vida, leo un interesante post sobre la vulnerabilidad en el siempre reflexivo Blog, "Diversidad Corporativa".
    Muy recomendable complemento.


    http://diversidadcorporativa.wordpress.com/2010/12/05/mentoring-contactos-profesionales-y-vulnerabilidad/

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