Conflicto y estrés: ¿En qué inviertes tu energía?

No es una pregunta retórica, ni una reflexión filosófica para el futuro. Al contrario la respuesta está en nuestras acciones y no en nuestro pensamiento. 

Entre las muchas inversiones poco rentables de nuestra energía podemos encontrar por ejemplo: la energía en hacer ver que somos buenos profesionales, la aplicada a la búsqueda de la perfección o la que de mala gana aplicamos a un trabajo que no nos gusta y quizá debamos repetir. En definitiva derroches energéticos.

Pero sin duda la inversión de energía menos rentable es la ponemos en los conflictos. 
Maticemos primero que un problema de trabajo no es un conflicto. Por divergentes que sean la opiniones o los objetivos, un problema de trabajo se soluciona dialogando o con la imposición de quien ostente la autoridad pero se soluciona. Pero cuando se cierra en falso, cuando las emociones entran en juego el problema original ya no tiene importancia ahora se trata de ganar a la contra-parte. Así que comenzamos a emitir juicios generales sobre el otro. En vez de señalar lo que  "dice" o "hace" empezamos a utilizar el verbo "ser" para etiquetar al otro y tener entonces motivos fundados para participar en el conflicto. 

También buscamos pruebas para confirmar el conflicto: "ha hecho eso para molestarme", "sólo me quiere llevar la contraria". Y así, sea cierto o solo percepciones propias, vamos cargando nuestra escopeta con malos sentimientos. Nos convertimos a veces en víctimas ante nosotros mismos y ante otros y a veces en "depredadores" cuando podemos aportar nuestro granito de arena al conflicto, hablando mal del otro o comportándonos incluso contra nuestros valores con el objetivo de "fastidiar al que nos fastidia". 

Estamos ya en esa noche de ruleta en la que tanto hemos invertido que la única opción es seguir adelante y esperar un golpe de suerte para ganar. Pero la realidad es que podemos seguir perdiendo hasta el amanecer y perder energía es mucho peor que perder dinero. Esa energía es la que quizá necesitemos en otros ámbitos de la vida, en especial para hacer cosas que nos hagan felices. 

"Los conflictos son de personas conflictivas"

Nos daría mucha tranquilidad pero por desgracia no es cierto. Los conflictos, también los violentos,  implican a personas normales en situaciones emocionalmente complejas. Pensemos simplemente en personas radicales en la defensa de sus valores, en los perfeccionistas, en los inseguros que pretenden ser dominantes para camuflar su debilidad etc.
Todos estamos rodeados de conflictos en la medida que son inherentes a la interacción humana así que deberíamos estar preparados para afrontarlos con éxito. 

El primer paso es distinguir qué causas merecen la inversión de nuestra energía. Si en vez de vivirlos "con emociones y a lo loco" pudiéramos decidir de forma sosegada en cuáles invertir nuestra preciada energía, tendríamos menos conflictos. 
Haciendo un repaso por nuestra trayectoria profesional y en la sinceridad que deberíamos guardarnos a nosotros mismos podemos preguntarnos. ¿Cuántos conflictos he tenido en mis diferentes trabajos? ¿Puedo estar contribuyendo a generarlos por algún motivo como inflexibilidad o exigencia? ¿Los conflictos surgieron cuando otros se alejaban de mi forma de trabajar? ¿Piensas eso de "esto sale va a ser así como que me llamo @ElViajedeícaro?

Es relativamente normal que en un grupo encuentres alguna persona con la que no te entiendas o te genere recelo pero si en cada trabajo encuentras alguien así quizá podrías pensar que hay cambios que puedes hacer para ser capaz de trabajar con personas a pesar que no tengas buena sintonía personal o profesional. 

No se trata de ser pasivos en la defensa de nuestros derechos, se trata de pensar en qué invertimos nuestra energía vital. ¿merece la pena?












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