Empatía versus Ecpatía

Imagen: desmotivaciones.es


Al trabajar la empatía para desarrollar la capacidad de relación, muchas personas la asocian con un término similar en sonoridad: simpatía. Y de alguna manera tienen razón.


En nuestras relaciones con lo demás no nos mantenemos objetivos como quisiéramos suponer. Las personas que tenemos en frente nos generan juicios y prejuicios antes incluso de que hablen. Dicho de otro modo: Patía--- sentimiento, afección Del lat. -pathīa, y este del gr. πάθεια, de la raíz παθ-, sufrir, experimentar (RAE).


Ahora bien, estas emociones serán diferentes según la persona y por eso necesario ser consciente de cómo tratamos y de cómo queremos tratar a otras personas.


- Con EMpatía: poniéndonos en el lugar, en los zapatos del otro. Preguntarse por las emociones del otro es la manera más próxima de acercamiento.
La acción y la capacidad de comprender, ser consciente, ser sensible o experimentar los sentimientos, pensamientos y experiencias de otro, sin que esos sentimientos, pensamientos y experiencias hayan sido comunicados de manera objetiva o explicita. Según definición de Jose Luis Gonzalez de Rivera, Catedrático de psiquiatría. 

- Con ECpatía: cuando necesitamos distanciarnos de una persona para evaluar u objetivizar, también para evitar manipulaciones. En resumen: un proceso mental voluntario de percepción y exclusión de sentimientos, actitudes, pensamientos y motivaciones inducidas por otro. Según el mismo autor.

Un ejemplo de equilibrio necesario sería un médico del que queremos que comprenda nuestros síntomas pero no nos medique con lo que nosotros creemos sino con lo que sea necesario.

Con SIMpatía: tratamos a las personas no sólo cuando hay amistad o amor. También cuando tenemos una buena primera impresión de una persona y por tanto queremos proyectar nuestra mejor imagen. No queremos comprenderla; queremos complacerla y actuamos en consecuencia. 

Por ejemplo premiar con más atención con aquellos colaboradores que mejor desempeñan su misión. 

Con ANTIpatía: esta forma de relación no tiene utilidad práctica. Responde a nuestro impulso de demostrar desaprobación por una persona. No nos sirve para relacionarnos mejor sino para entorpecer la relación. 

El ejemplo de equilibrio sería desvincularnos de estos sentimientos a la hora de administrar disciplina a nuestro equipo o justicia en el caso de un juez.



Que no, que el mundo no lo mueve el dinero, lo mueve las emociones.


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