En un curso reciente para un grupo de delegados, el debate se desvió hasta las siguientes cuestiones:
- La presión del tele-trabajo por la falta de horarios
- La capacidad de desconectar
- La tensión de querer responder alas demandas del jefe y colaboradores casi a tiempo real.
- El tiempo para la familia
Oyendo las quejas, aquellas oficinas con el Puerto Olímpico de fondo parecían un lugar apacible y relajado. ¿Sería mejor volver a las oficinas?
Después se barajaron algunas ideas “originales” como por ejemplo cerrar con llave la zona de trabajo y dársela a su esposa.
¿Alguien ha anticipado a estas personas qué dificultades se iban a encontrar trabajando desde casa? ¿Se les sugirió alguna estrategia de afrontamiento? ¿Tienen algún soporte, foro o forma de exponer sus necesidades y buscar soluciones dentro de la empresa?
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